Multipliquen esto por unos 10 elevado a 76 para hacerse la idea de lo que transmitió la televisión abierta chilena durante gran parte del sábado y todo el día domingo, con viligia incluida para esperar el momento exacto del terremoto, las 3:34 de la madrugada. Y sí, estoy segura de que mucha gente hizo maratón de lloriqueos catárticos y morbo, para quedar con los ojos como conejo y la moral por el suelo aquellos que, como yo, vivimos el drama de lejos (porque aquellos que lo han vivido realmente no necesitan de especiales de prensa para angustiarse y solidarizar con el resto).
Yo, al igual que para cada Teletón, decidí ignorarlo olímpicamente y, en cambio, hice una maratón de Doctor Who (terminé la cuarta temporada!!!).
Créditos de la imagen aquí.
Y aquí debo hacer una confesión: hace tiempo que no me enganchaba tanto con una serie y especialmente con un personaje como ahora me enganché con el Doctor. Un personaje que, como pocos, ha sido creado a lo largo de las décadas y que va mucho más allá de los actores que lo han interpretado*.
Me gusta porque creo que está muy bien tratado el tema de la dualidad y cómo alguien puede ser, al mismo tiempo sabio y niño a la vez, maravilloso y terrible, regalarte los mejores y peores momentos de tu vida, luz y oscuridad. Porque todos somos así, todos somos ese embutido de ángel y demonio y “dar lo mejor de sí mismo” no siempre significa hacerle bien a otro…
*Aunque no pueda evitar una particular debilidad por David Tennant n_n